Hábitos de vida saludable, la clave para prevenir la hipertensión arterial

La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, función fundamental para mantener su adecuado flujo hacia los órganos y tejidos. Durante el ciclo cardíaco, la presión arterial presenta oscilaciones, cuando se contraen los ventrículos se registra un pico alto y hablamos de presión sistólica; mientras que el nivel más bajo coincide con la relajación ventricular y se conoce como presión diastólica. La hipertensión, se presenta cuando esta presión se encuentra más alta de lo que debiera, lo cual puede ocasionar algunos daños en órganos como el corazón o el cerebro, así mismo pueden aparecer problemas visuales, enfermedades arteriales y renales.
Es una enfermedad multifactorial, es decir que obedece a diversas causas, en algunos casos, puede ser hereditaria. El Dr. Carlos Javier Ramírez, líder del Servicio de Cardiología, de la Clínica Imbanaco, nos explica "según las últimas guías (2018), se considera que una persona presenta hipertensión cuando la presión sistólica es mayor a 140 mmHg (milímetros de mercurio) y/o la presión diastólica es mayor a 90 mmHg".
Esta condición tiene relación directa con la edad y es más prevalente en edades avanzadas. Cabe anotar que es más frecuente en los hombres antes de los 50 y después de esta edad en mujeres debido a cambios generados por la menopausia. "En el 95% de los casos no se conoce una etiología precisa y se denomina hipertensión primaria o esencial; tan solo en el 5% de estos, se encuentra una explicación clara y se define como secundaria. Dentro de este grupo, las causas más frecuentes son las enfermedades renales, la obesidad, la apnea obstructiva del sueño, la hipertensión provocada por medicamentos o algunas sustancias, situaciones de estrés y algunos tumores endocrinos" agrega el cardiólogo Ramírez.
En la mayoría de los casos no se producen síntomas, por ello se le llama "el enemigo silencioso". Cuando se presentan, los más frecuentes son: dolor de cabeza, sensación de embotamiento, ahogo, cansancio, visión borrosa y dolor torácico.
Una vez diagnosticada, el tratamiento debe iniciarse lo más pronto posible y requiere de gran disciplina. Además, es recomendable adoptar hábitos de vida saludable, basados en una buena alimentación -baja en sodio-, actividad física, acompañada de un control constante de la estatura y el peso. Si estas recomendaciones no son suficientes, es posible que requieras tratamiento farmacológico, el cual te indicará tu médico de acuerdo con tus características particulares.
Recordemos que la hipertensión arterial es la principal causa de mortalidad y discapacidad en el mundo. Se calcula que para el año 2025 el número de personas con esta enfermedad puede llegar a ser de 1.500 millones. Por eso la importancia de tener un control temprano y evitar futuras afectaciones.
Para tener en cuenta:
- Mantener una dieta sana, baja en sodio, rica en potasio, magnesio, fibra y pescado.
- Evitar fumar y consumir alcohol.
- Realizar actividad física: mínimo 30 minutos de ejercicio moderado durante al menos cinco días a la semana.
- Control de peso: mantener un índice de masa corporal entre 20-25.
- Tomar la presión arterial con relativa frecuencia.