Reflujo en niños, una preocupación de las mamás
18 de julio de 2020

Reflujo en niños, una preocupación de las mamás

¿Por qué se produce el reflujo en bebés y niños? El esófago es un tubo que lleva el alimento de la boca al estómago. Cuando hay reflujo el alimento del estómago vuelve al esófago de forma involuntaria. Estos eventos son normales en lactantes sanos. Existe un músculo (el esfínter esofágico inferior) que actúa como válvula entre el esófago y el estómago. Cuando el niño traga este músculo se relaja para dejar que los alimentos pasen del esófago al estómago. El resto del tiempo este músculo permanece cerrado. En los niños con reflujo gastroesofágico el esfínter esofágico inferior presenta relajaciones transitorias involuntarias permitiendo que el contenido gástrico se devuelva al esófago. La mayoría de estos episodios son breves y los niños no pierden su ánimo y son saludables, aunque regurgitan o vomiten. Si el bebe regurgita sin molestias y tiene una adecuada ganancia de peso, se considera normal para la edad, afirma la doctora Cecilia ZamoranoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, gastroenteróloga pediatra del grupo de pediatría del Centro Médico Imbanaco.

Si el reflujo es persistente y prolongado el niño podría presentar desnutrición, síntomas respiratorios superiores, asma, bronconeumonía, inapetencia, irritabilidad, anemia, sangrado digestivo. Conocer a tiempo estos síntomas de alarma y tratarlos es definitivo para evitar complicaciones.

La regurgitación fisiológica (normal) mejora con las medidas generales y el crecimiento del niño. A los tres meses de edad el 50% de los lactantes pueden tener reflujo, con cuatro meses el 67%, disminuye con la edad y a los doce meses puede persistir solamente en el 5%.


SIGNOS DE ALARMA

Los lactantes con reflujo patológico también pueden tener complicaciones respiratorias como neumonía, sinusitis, dolor de oídos, tos nocturna seca, respiración con quejido y crisis asmática durante la noche, irritabilidad, anemia, desnutrición, dificultad para deglutir, vómito con sangre y alteración en el patrón del sueño, aclara la especialista.

En los niños mayores y en los adolescentes deben considerarse como síntomas preocupantes: vómito a repetición, sensación frecuente de alimentos o líquido que llegan a la garganta o a la boca, persistente dolor en el pecho o abdomen, dolor y dificultad al tragar (sensación de que el alimento se atora en el esófago), tos crónica, ronquera y asma.

RECOMENDACIONES

  • Si tenemos un lactante con reflujo sin síntomas y con una adecuada ganancia de peso, debemos evitar la sobrealimentación, no dar alimento después de que regurgite y esperar a la próxima hora de alimentación.
  • Si es alimentado con leche materna debe continuar, dependiendo del caso se consideraría espesar la fórmula. Puede ser útil que el bebé esté en posición vertical (sentado o erguido) durante la alimentación. La mayoría de los lactantes mejoran con estas medidas básicas.
  • Es recomendable consultar al médico para determinar si el bebe se está alimentando en una forma adecuada. Si los síntomas son severos y persisten a pesar de haber realizado las recomendaciones generales se hace necesaria la valoración por el gastroenterólogo pediatra quien considerará qué tratamiento médico y exámenes necesitan el paciente.
  • Los niños mayores y adolescentes a menudo se sienten mejor si evitan alimentos y bebidas que parecen desencadenar los síntomas del reflujo, entre los que se incluyen: frutas cítricas, chocolate, bebidas con cafeína y alimentos ricos en grasa. Se debe evitar la obesidad, el consumo de alcohol y el hábito de fumar. Se recomienda levantar la cabecera de la cama de 15 a 20 cm (6 a 8 pulgadas) para minimizar el reflujo que se produce durante la noche.

Si su niño, a cualquier edad, presenta los signos de alarma no olvide consultar al especialista de manera oportuna para prevenir cuadros severos de desnutrición, asma, bronconeumonía y síntomas respiratorios a repetición, anemia y sangrado digestivo.