El Ataque Cerebral es una enfermedad que afecta los vasos que suministran sangre al cerebro. Se le conoce también como, trombosis, derrame cerebral, o Accidente Cerebro Vascular, ACV.
Ocurre cuando uno de estos vasos se rompe o se obstruye. Cuando se obstruye, por un coágulo u otra partícula, deja una parte del cerebro sin irrigación sanguínea y produce la muerte de las células nerviosas o neuronas. Cuando se produce una ruptura de uno de los vasos desencadena una hemorragia, cuya gravedad puede ocasionar la muerte casi instantánea.
“Si el paciente sobrevive, puede ocasionar un daño neurológico grave e irreversible. Puede quedarse sin poder hablar o mover una parte de su cuerpo para toda la vida. Es la tercera causa de muerte en nuestro país y una de las más importantes en incapacidad funcional”, afirma la doctora, Carmen Adriana Caballero, neuróloga del Centro Médico Imbanaco.
Según la especialista, el éxito del tratamiento y la disminución de las secuelas dependen si el paciente llega al hospital dentro de las primeras ocho horas, ideal si es dentro de las primeras cuatro o dos horas después del inicio del ataque cerebral. Entre más tarde sea la consulta, las posibilidades de tratamiento son menores y las secuelas o la muerte son más frecuentes.
Algunos pacientes logran sobrevivir al ataque cerebral y quedan con parálisis leves del lado derecho o izquierdo de su cuerpo y esto suele afectar, por ejemplo, parcialmente el lenguaje. Con terapias y medicamentos es posible recuperar la facultad perdida, pero si se interrumpió la medicación y no hay control médico, el ACV puede repetirse en forma fulminante.
La doctora Carmen Adriana, explica que es muy alta la recurrencia de la enfermedad con daños catastróficos, por falta de control o seguimiento médico. Según un estudio de la firma Rochester, la recurrencia es de un 10% en el primer año y de un 20% dentro de los 5 años, luego del ACV inicial. Otro estudio similar encontró que la recurrencia en hombres es del 42% a los 5 años siguientes.
EN EL MUNDO Y EN COLOMBIA
En el mundo es la tercera causa de mortalidad, después del corazón y el cáncer, y la principal causa de incapacidad o pérdida funcional de origen neurológico. Es la de mayor impacto económico y social, sobretodo, cuando se presenta en personas funcional y laboralmente activas.
Las enfermedades cerebrovasculares, ECV, en general, son las principales causas de muerte en todo el mundo. En 2.000 produjeron el 31% de todas las muertes y para la década de 2010 estará por encima del 38%, según la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Según OMS, por cada 100 pacientes que sufren un ACV, 10 fallecen de inmediato; 15 en el curso del primer año y 8 en el curso del segundo año. O sea que un 33% estará muerto dentro de los primeros 2 años.
En Europa producen el 49% de todas las muertes (55% en mujeres y 43% en hombres), es decir más de cuatro millones de decesos por año, mientras que el infarto cardíaco ocasiona dos millones de muertes en el mismo lapso.
En Colombia, se estima que el 28% de todas las muertes se debe a ECV, mientras que en el Valle y el suroccidente del país se considera a estas enfermedades como las responsables del 38% de todas las muertes.
“Nuestro estilo de vida ha cambiado radicalmente en los últimos años. Los malos hábitos alimenticios, el sedentarismo, el tabaquismo y estrés han elevado la prevalencia de la obesidad, la dislipidemia, la hipertensión y la diabetes, que favorecen el desarrollo acelerado de estas enfermedades, cada vez a más temprana edad”, indica la doctora Caballero.
LA GENTE NO SABE DE LA ENFERMEDAD
Un estudio de opinión efectuado en Latinoamérica, encontró que en Colombia el 78% de las personas entrevistadas desconoce que los accidentes cerebrovasculares son la principal consecuencia de la hipertensión, cuando esta no se controla correctamente. Para los especialistas, es más preocupante aún que el 49% de los encuestados no supo qué es un ACV.
La encuesta reveló otro dato preocupante: el 34% de los entrevistados afirmó no tener hipertensión porque "se sentían bien y no tenían ningún síntoma". La hipertensión arterial es la enfermedad conocida como "el asesino silencioso", cuya principal manifestación es el ACV.
En efecto, cuando se preguntó sobre las consecuencias más importantes de un ACV, sólo el 30% de los entrevistados mencionó la muerte.
En la encuesta participaron hombres y mujeres mayores de 30 años y objetivo fue evaluar el nivel de conocimiento sobre hipertensión en el público general. La metodología consistió en entrevistas cara a cara con 100 individuos en cada país, abordados en centros comerciales. Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú, fueron los países estudiados.
ATENCIÓN A LOS SÍNTOMAS
Los síntomas de un Ataque Cerebral aparecen de repente. El paciente debe ser llevado de manera inmediata a un centro asistencial, de cuyo manejo inmediato y adecuado depende el éxito del tratamiento. (Ver recuadro: “Factores de riesgo”)
“Hormigueo o debilidad repentina en la cara, brazo o pierna, especialmente si es en un solo lado del cuerpo. Confusión repentina, dificultad para hablar o entender, dificultad repentina para caminar, mareo y pérdida del equilibrio o de la coordinación, son los signos de alarma o síntomas que indican la presencia de un ACV”, señala la neuróloga del Centro Médico Imbanaco.
Así mismo, según la especialista, los problemas repentinos para ver en uno o los dos ojos, el dolor repentino de cabeza sin causa conocida, pueden ser signos de alarma para buscar de manera urgente atención médica y evitar que el ataque cerebral tenga sus efectos más letales.
“Con estos signos de alerta, si sospecha que usted u otra persona está sufriendo un ataque cerebral comuníquese de inmediato con un servicio de ambulancias o lleve el paciente Al centro asistencial más cercano”, enfatiza la doctora Caballero.
FACTORES DE RIESGO
Un factor de riesgo es una condición que al tenerla aumenta las posibilidades de padecer una enfermedad. El Ataque Cerebral tiene factores de riesgo que no se pueden modificar y factores de riesgo que se pueden modificar y disminuyen la posibilidad de padecer la enfermedad vascular cerebral.
Riesgos No modificables.
- Edad: pasados los 55 años, la posibilidad de tener un ataque cerebral aumenta y se dobla por cada década. No obstante puede sobrevenir también en personas jóvenes.
- Sexo: el ataque cerebral afecta tanto a hombre como a mujeres. Sin embargo más de la mitad de las muertes por esta enfermedad ocurren en mujeres.
- Herencia y raza: el riego de padecer un ataque cerebral es mayor si un miembro de la familia ya lo ha padecido. Las personas de raza negra tienen más riesgo de morir por esta enfermedad y de padecer incapacidades más grandes que los pacientes de raza blanca, en parte debido a la incidencia mayor de cifras elevadas de la tensión arterial en la raza negra.
Riesgos Modificables.
- Haber tenido un Ataque Cerebral: haber presentado un amago de trombosis cerebral llamado también Ataque Isquémico Transitorio (AIT) que consiste en la pérdida pasajera de una función del cerebro o el ya haber tenido un ataque cerebral establecido, aumentan considerablemente el riesgo.
- Hipertensión Arterial: es el factor de riesgo más importante. El controlar adecuadamente las cifras elevadas de la tensión arterial contribuye sustancialmente a disminuir los casos de ataque cerebral y del corazón.
- Tabaquismo: se ha demostrado que el cigarrillo y sus productos tóxicos dañan los vasos sanguíneos y aumentan la posibilidad de padecer un ataque cerebral. Si se suma el consumo de anticonceptivos orales al tabaquismo se aumenta en gran medida el riesgo de padecer un Ataque Cerebral en las mujeres jóvenes.
- Diabetes Mellitus: esta enfermedad constituye un riesgo independiente para la enfermedad vascular cerebral y frecuentemente se asocia a obesidad, niveles altos de colesterol que también aumentan las posibilidades mencionadas.
- Enfermedad de la arteria carótida: esta arteria es la encargada de llevar la sangre al cerebro y su obstrucción bloquea el ingreso de sangre a las células nerviosas. El médico la diagnostica cuando coloca un estetoscopio en el cuello y escucha un sonido anormal.
- Enfermedades del corazón: un corazón enfermo también puede afectar al cerebro. Una alteración en el ritmo del corazón llamada fibrilación auricular aumenta particularmente el riesgo de tener un ataque cerebral. El ataque del corazón es una de las causas frecuentes de muerte en los supervivientes del ataque cerebral.
- Consumo excesivo de licor: el abuso del alcohol contribuye al ataque cerebral especialmente hemorrágico.
- Drogadicción: El consumo de cocaína también se ha relacionado con la enfermedad, incluso cuando se consume por primera vez.